Qué es el deterioro cognitivo
El deterioro cognitivo supone una disminución del rendimiento de, al menos, una de las capacidades cognitivas. Estas son: memoria, orientación, pensamiento abstracto, lenguaje, capacidad de juicio y razonamiento, capacidad para el cálculo y la habilidad constructiva, capacidad de aprendizaje y habilidad visoespacial.
Intervención logopédica en el deterioro cognitivo
En la intervención del deterioro cognitivo están implicados varios profesionales, como neuropsicólogos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas y logopedas.
Concretamente la logopedia se encarga de ralentizar la evolución sintomatológica en aquellas áreas del lenguaje que se hayan visto afectadas y preservar las que aún están intactas. También se fomenta la comunicación en las diferentes modalidades (es decir, tanto la comprensión y expresión oral como la lectoescritura) y se tienen en cuenta las dificultades en el resto de funciones ejecutivas. Por ejemplo, los problemas en la memoria o la atención pueden afectar a la comunicación de la persona, por lo que son ámbitos que también se estimularían.
Finalmente, existen otras dos alteraciones que también pueden aparecer en algunas enfermedades neurodegenerativas además de encontrar el deterioro cognitivo, que son la disartria y la disfagia.
La disartria es un trastorno de la ejecución motora del habla donde los músculos se debilitan, se mueven con lentitud o no se mueven en absoluto, lo que repercute en la inteligibilidad del habla.
La disfagia, en cambio, se trata de la dificultad de tragar alimentos o bebidas, pudiendo ser peligroso en el caso de que no se realice eficazmente el cierre de la laringe al deglutir y que lo ingerido se dirija hacia los pulmones.
Evaluación deterioro del deterioro cognitivo
Para la evaluación de las capacidades cognitivas se hace uso de diferentes pruebas, algunas de tipo general y otras más específicas.
Los tests de rastreo generales realizan un cribado del estado cognitivo general del sujeto mediante la exploración de las diversas funciones cognitivas superiores. Un ejemplo de este tipo sería el Minimental State Examination (MMSE), ya que, mediante 11 apartados con ítems diferentes, realiza una exploración general del estado mental del sujeto.
Los tests de rastreo específicos, en cambio, se centran en la exploración de una capacidad cognitiva concreta, aunque en su realización se pongan en marcha otras funciones. Un ejemplo sería el test del reloj, ya que aunque su principal objetivo es la evaluación de la habilidad visoconstructiva, también valora la planificación, organización e incluso memoria del sujeto.
Finalmente, algunos test son específicos para la detección de un subtipo de deterioro cognitivo, teniendo en cuenta la capacidad de todas las funciones cognitivas superiores. Por ejemplo, el Memory Alteration Test es específico del subtipo amnésico.
Tipos de deterioro cognitivo
La clasificación del deterioro cognitivo se basa en el nivel de gravedad.
En el caso de que únicamente esté afectada la memoria, otra función cognitiva, o dos de manera simultánea pero que no haya repercusiones graves en la vida del sujeto, el tipo de deterioro es leve.
Cuando el nivel de gravedad aumenta hasta llegar a una situación de dependencia, se considera que se encuentra en estado de demencia.
De acuerdo a la escala de deterioro global o GDS, se distinguen 7 niveles, siendo el primero la ausencia de deterioro cognitivo y el último deterioro cognitivo muy grave.
Dentro de la demencia, los estadíos se diferencian por el nivel de dependencia del sujeto. En la demencia leve se observa desorientación en la percepción espacial y temporal, además de pérdida de memoria de sucesos recientes o cambios en el estado de ánimo.
En el caso de la demencia moderada, los síntomas se hacen más visibles, ya que el paciente no es capaz de comprender y ejecutar órdenes. Se desorienta fácilmente y presenta dificultades en el aprendizaje, dificultando la realización de actividades básicas cotidianas. Además, este trastorno influye en el comportamiento de la persona generando estados de ansiedad, agresividad o depresión.
En la demencia grave, generalmente, la persona ha perdido por completo el lenguaje, por lo que no no existe la posibilidad de comunicarse con ella. Se produce una pérdida completa de la memoria a largo plazo y es totalmente dependiente, ya que no puede cuidar de sí misma.
Importancia de la intervención temprana
Pese a que un tratamiento más tardío también es favorable, los beneficios del tratamiento son mayores cuanto antes se comience la intervención, ya que en las etapas iniciales la estimulación cognitiva preserva la capacidad intelectual de la persona durante más tiempo.
Además, no solo se ralentiza el deterioro, retrasando un empeoramiento de las capacidades cognitivas de la persona, sino que al seguir estimulando las funciones preservadas estas se mantendrán intactas durante más tiempo, aumentando significativamente la calidad de vida de la persona y atrasando el envejecimiento cerebral.
Entorno familiar en el deterioro cognitivo
El entorno familiar es muy importante en el cuidado y el tratamiento de un sujeto con deterioro cognitivo.
Por un lado, un aspecto fundamental de la terapia son los intereses previos y actuales de la persona, tanto para facilitar la comprensión como para que lo trabajado tenga una funcionalidad que se pueda poner en práctica, por lo que los familiares y cuidadores deben elegir junto al profesional qué necesidades y habilidades se quieren recuperar o mantener de manera prioritaria.
Además, en las enfermedades degenerativas la gravedad de las alteraciones evolucionan negativamente, por lo que la coordinación entre profesionales y el entorno tiene que ser constante para que, cuando sea necesario, se cambie la orientación de los objetivos del tratamiento.