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Disfonía y Logopedia

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.¿Qué es la disfonía?

La disfonía es el trastorno del habla que se caracteriza por la afectación de la voz en alguno de sus componentes: timbre, volumen o tono.  Esta alteración puede dificultar la comunicación y conllevar a una peor calidad de vida.

Algunas de las variaciones en la voz que pueden aparecer son: ronquera, voz monótona, voz temblorosa, variaciones en la intensidad, pérdida de los agudos o sensación de falta de aire al hablar. Además, el paciente con disfonía suele referir o presentar los siguientes síntomas que no son fonatorios: tos, picor de garganta, uso del carraspeo para aclarar la voz, sensación de cuerpo extraño al tragar y dolor leve o moderado de garganta al hablar.

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¿Qué profesional realiza el tratamiento de las disfonías?

El tratamiento de la disfonía depende de la causa que la haya provocado. Puede estar implicado un abordaje médico, quirúrgico o rehabilitador (destacando la figura del logopeda).

¿Cómo es el tratamiento de logopedia para la disfonía?

La reeducación vocal como instrumento terapéutico deberá ser realizada por un logopeda experto en patología vocal que tendrá en cuenta la etiología de la disfonía, su mecanismo de producción-patogenia y las características personales y emocionales del paciente, así como otros problemas de salud añadidos. Deberá evaluar al paciente y en consecuencia elegir los objetivos y las técnicas específicas de terapia vocal.

 Se interviene de manera específica en el tono, intensidad y calidad vocal, además de en el ámbito fisiológico de la fonación, como es la postura, la coordinación fono-respiratoria y el uso de los resonadores. También la reeducación está caracterizada por medidas de higiene vocal. Un ejemplo de estas son la hidratación y el reposo vocal, la evitación de sustancias irritantes, como el tabaco o el alcohol, eludir ambientes secos y cambios de temperatura y no usar de manera prolongada la voz.

En el caso de que fuera necesaria la intervención quirúrgica, una reeducación tanto antes como después de la cirugía puede favorecer una recuperación más rápida y una mayor flexibilidad en el tejido donde se encuentra la cicatriz.

Tipos de disfonía

Las disfonías se pueden dividir en orgánicas (que están producidas por una lesión anatómica en alguno de los órganos utilizados al hablar), funcionales (donde no hay lesiones) o espasmódicas (que tienen un origen neurológico).

Las disfonías de tipo orgánico vienen precedidas en muchos casos por una disfonía funcional que no ha sido tratada, y como consecuencia se producen lesiones en las cuerdas vocales (nódulos, pólipos, distonía en la laringe, …). La aparición de estos cuerpos extraños desemboca en una mala vibración de las cuerdas vocales, causando períodos de ronquera, voz rasposa o entrecortada.

En las disfonías funcionales, en cambio, no hay ninguna malformación o lesión en la laringe que provoque problemas en la fonación, si no que la causa es realizar un mal uso vocal.

Finalmente, en las disfonías espasmódicas se ve afectada la musculatura de la laringe, que provoca distonía laríngea. Esto es la presencia de contracciones involuntarias de los grupos musculares que conforman este órgano. Como consecuencia, se produce una alteración fonética crónica, ya que las contracciones se originan solamente en la emisión del lenguaje y no se observan en reposo. Además, va acompañada de gestos faciales exagerados como consecuencia del esfuerzo que realiza la persona afectada en el habla y en la modulación de la voz.

La disfonía espasmódica se puede presentar de dos maneras distintas:

    – De aducción, donde las cuerdas vocales están tensas y unidas, y es caracterizada por una voz entrecortada, ronca y forzada. Tras intervalos silenciosos, el paciente inicia el habla en un tono de voz brusco, incapaz de modularlo.

    – De abducción, donde las cuerdas vocales están separadas, y el paciente sufre afonía intermitente o, tras los silencios, su voz es baja y susurrante.

Diferencia entre afonía y disfonía

Mientras que en la disfonía se encuentra afectación en la producción vocal por un trastorno funcional u orgánico de la laringe, la afonía es la alteración máxima de la disfonía, porque se pierde completamente la voz. Se considera un trastorno más grave que la disfonía.

Causas de las disfonías

Las causas de las disfonías son muy diferentes y dependen de la edad de quienes la padecen.

Las causas físicas pueden ser de tipo congénito (o que aparecen desde el nacimiento) como hendiduras laríngeas o problemas de paladar, además de lesiones neurológicas, cáncer de laringe o neoplasias benignas como nódulos o pólipos.

También pueden causar disfonía el uso de agentes irritantes como el tabaco o el alcohol y algunos medicamentos.

Finalmente, la hiperfunción vocal, que es el mal uso o abuso de la voz por gritar, cantar, o hablar durante un periodo largo de tiempo o en espacios muy ruidosos, puede provocar esa alteración del habla.

Cómo se diagnostica la disfonía

Se debe realizar una historia clínica donde se incluye una valoración donde se examina la afectación en la vida diaria de la disfonía mediante el cuestionario Voice Handicap Index (VHI). Es de gran utilidad tanto para valorar la gravedad como para comprobar el resultado del tratamiento.

La exploración clínica comienza con una valoración de la voz mediante el método GRABS (G: grade, grado; R: roughness, ronquera; A: astenia; B: breathness o voz soplada; S: strain o tensión) con valoración de 0–3 en cada ítem, siendo 0 la normalidad y 3 la mayor intensidad.

A continuación, debe calcularse el tiempo medio de fonación (TMF) de soplo (s) y de emisión (e) y la relación entre ambos, (s/e), que debe ser menor de 1,5. Estas últimas valoran los defectos de cierre de las cuerdas, que implican pérdida de aire no productivo con disminución del TMF de /e/ y aumento de la relación s/e.

El estudio se completa con la rinofibrolaringoscopia. Durante esta exploración se valoran los diferentes órganos implicados en la fonación y respiración, que son las fosas nasales, el cavum, la orofaringe, la hipofaringe y la laringe, y se observa la forma y movilidad de las cuerdas durante la fonación.

En ocasiones, se realiza también una laringoscopia directa para completar el diagnóstico, sobre todo en las situaciones en que no se puede realizar un fibroscopia. Por ejemplo, en casos de sospecha de parálisis cordal o papilomatosis.

Pautas para cuidar la voz

Algunos consejos para cuidar la voz son:

  • Evitar hablar de forma prolongada y utilizar un tono adecuado para no forzar la voz.
  • Beber bastante agua para mantener hidratadas las cuerdas vocales.
  • No exponerse a cambios bruscos de temperatura, agentes contaminantes o humo.
  • En caso de que se sufra de reflujo, utilizar algún protector gástrico.
  • Mantenerse abrigado en estaciones de bajas temperaturas o en ambientes fríos, ya que este aumenta la mucosidad en las vías respiratorias.

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